Andoni Txasko, Gotzon Garmendia, Manuel Sainz (*) Lau Haizetara Gogoan

La legislación desarrollada entre 1991 y 2011, mediante la que se ha querido abordar las consecuencias de este contexto de violencia, ha tenido por objeto regular el reconocimiento de derechos, fundamentalmente, a aquellos afectados por las acciones de ETA. Esto se ha materializado en cuantiosas indemnizaciones económicas y homenajes institucionales para unos y olvido y desprecio para otros, destruyéndose así el principio de igualdad ante la ley, fundamento ineludible de las sociedades democráticas. La ponencia creada el 31 de marzo de 1999 en el Parlamento de Gasteiz fue una pieza más de este conjunto normativo discriminatorio, toda vez que las reivindicaciones del 80% de los comparecientes (victimas del genocidio franquista y el terrorismo de Estado), fueron sistemáticamente desatendidas.
El 11 de julio de 2011 se ha constituido una nueva ponencia para tratar sobre las víctimas de violaciones de Derechos Humanos cometidas por las fuerzas y cuerpos armados del Estado y bandas terroristas afines. En su base se encuentra un informe previo que contiene graves manipulaciones históricas, jurídicas y políticas. Su claro objetivo es justificar la aplicación de eximentes y atenuantes sobre sus responsables, dependiendo del momento histórico en que se come- tieron los crímenes y de quienes fueron sus causantes.


En cuanto a la verdad, en esta ponencia no se establece ningún mecanismo efectivo para investigar las causas y las consecuencias de las vulneraciones de derechos. Se vuelve a discriminar a unas víctimas frente a otras, incluso en la fijación de los periodos a analizar ya que, para elaborar el censo de víctimas de ETA, se ha instituido iniciarlo en 1960, sin que se establezca fecha de finalización. La fecha inicial se fija en base a la mentira, repetida mil veces, de que la primera víctima de ETA fue la niña Begoña Urroz (muerta en una acción del grupo armado DRIL). En cambio, para las víctimas provocadas por el Estado, la fecha de inicio es 1968 (coincidiendo con la fecha real en que se produjo la primera víctima mortal de ETA), cuando debería establecerse en 1936 y, al igual que en el caso anterior, la fecha final debería quedar abierta.

En el plano de la justicia, no se procede a establecer una metodología de análisis y categorización de vulneraciones de derechos, ni se establece un protocolo de recogida de testimonios, su trascripción y validación por la ponencia.

Para poner tan solo un ejemplo, que sirva como contrapunto a esta situación, cabe señalar el caso del Gobierno de Paraguay, que ha establecido, este mismo año, una dotación de cinco millones de dólares para indemnizar a 244 de las víctimas de la dictadura del general Stroessner.
Pasado mañana, 14 de septiembre, se celebrará la primera sesión de la ponencia de víctimas. La primera compa- recencia será del propio Gobierno Vasco; un Gobierno que está dirigiendo sus actuaciones en sentido contrario al definido por la legalidad internacional, con el objetivo de consolidar el apoyo parlamentario de la derecha de siempre a su estrategia discriminatoria.
Hablan de paz y convivencia pero aprueban leyes que avalan y amparan el terrorismo de Estado.
En 1976 se comenzó a escenificar ante el mundo un cambió de régimen, pero las estructuras del viejo Estado perduraron y siguen manteniéndose en la impunidad. Estas son algunas de sus consecuencias.
(*) Firman también este artículo Antxon Gomez, Iñaki Astoreka y Esteban Gota.
Euskal Herria. Rufi Etxeberria (IA) afirma que todos debemos reconocer el daño causado y, que todas las victimas del conflicto son iguales
Las otras víctimas del terrorismo de Estado
1 comentario:
Más absurdo todavía: al extender el gobierno central las indemnizaciones de 250000 euros a las víctimas del terrorismo hasta el 1-1-1960 para incluir a la niña que mató por error el DRIL en junio 1960, se les ha olvidado que la resistencia antifranquista no etarra mató a varias personas entre 1960 (Begoña Urroz) y 1968 (guardia civil Pardines, primera víctima real de ETA). De hecho, hay un caso que es clavado al de Pardines: el guardia civil Luis Moreno, muerto a tiros por un maquis republicano el 9-8-1961 en la presa de Irabia, en Orbaiceta (Navarra).
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