jueves, 6 de mayo de 2010

Con sangre en la calle (Dimitris V. Pantoulas)

Aún con sangre en la calle, el gobierno griego está dispuesto a implementar las medidas económicas neoliberales.

El 5 de Mayo de 2010 fue un día histórico para el pueblo griego. Durante el paro general que convocaron los sindicatos del sector público y privado, miles de griegos se manifestaron contra las medidas neoliberales que está dispuesto a implementar el Gobierno griego con el apoyo del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europa.

La manifestación en el centro de Atenas fue una de las más grandes que ha vivido el país en los últimos treinta años. Durante esta gigantesca manifestación, cerca la dos de la tarde hora local, un pequeño grupo de manifestantes lanzó cócteles molotov contra varias sucursales bancarias en el centro del Atenas. Tres empleados de una de las agencias de Marfin Bank quedaron atrapados en la sucursal y murieron de asfixia.

Fue un lamentable y trágico accidente durante un día en el que el pueblo griego estaba reaccionando contra las medidas más neoliberales que un estado Europeo haya tomado en tan corto espacio de tiempo, medidas de shock parecidas a las que se implementaron en América Latina en los 80 y 90.

Estas medidas tienen como objetivo destruir la pequeña propiedad de los millones de griegos a favor de los grandes capitales nacionales e internacionales. Los salarios de un gran porcentaje de empleados públicos se van a reducir hasta un treinta por ciento, al igual que los de todos los pensionistas del sector público y privado.

Pero lo más grave de estas medidas es que tienen como objetivo cambiar las relaciones laborales, debilitando los sindicatos, sustituyendo los contratos colectivos por contratos entre individuos y empresas, aumentando el porcentaje de los despedidos mensuales en el sector privado, promoviendo el empleo precario y el empleo temporal y “reestructurando” el sistema de pensiones.

Son medidas que van a cambiar absolutamente las relaciones de poder a favor de los grandes capitales, para una economía más “competitiva”, en palabras de los neoliberales y tremendamente injusta, en palabras de aquéllos que se oponen a estas políticas.

En esta huelga general participaban, por decisión de la asociación del periodistas y editores (ESIEA), todos los medios de comunicación griegos. En consecuencia, cuando sucedió esta tragedia, no había canales periodísticos oficiales para informar de lo que estaba sucediendo en la manifestación. Los rumores se difundieron a través de blogs o “radio bemba” en todo el país, sin que nadie supiera con certeza lo que verdaderamente estaba pasando. La confusión fue tal que muchos de los manifestantes creyeron que nunca sucedió el accidente y que en realidad se trataba de una provocación de los cuerpos policiales.

Finalmente, a las 4 de la tarde hora local, la asociación de periodistas y editores decidió detener su huelga y los medios de comunicación pudieron transmitir informaciones sobre lo que estaba pasando. Aún así, distintas fuentes oficiales del Estado estaban transmitiendo versiones contradictorias sobre el accidente. Se vivieron horas de gran tensión hasta que se anunció oficialmente la muerte de los tres jóvenes empleados del banco.

Los mayoría de los grandes medios de comunicación1 está en absoluta sintonía con el Gobierno sobre la necesidad de las medidas neoliberales. Los propietarios de estos medios tienen una relación directa con el Estado griego, de alguna forma están cogobernando el país. Cuando las primeras informaciones salieron al aire, la mayoría de los medios de comunicación enfocaron sus análisis contra los “malos” y “traidores” izquierdistas y comunistas que están conduciendo el país hacia el caos.

Los comentarios sobre la marcha y la izquierda, tenían una amplia gama de argumentos sin sustento, algunos irónicos, sobre los valores de la izquierda, y otros agresivos contra los manifestantes. De esta manera, la resistencia del pueblo griego contra las políticas neoliberales pasó a un segundo plano mediático y se enfocaron en buscar culpables que, como siempre, “son o los anarquistas o los comunistas”.

El partido comunista de Grecia, a través de su secretaría general, denunció en el Parlamento que era probable que los disturbios fueran provocados por grupos neofascistas, que en varias ocasiones se ha comprobado que tienen nexos con los cuerpos policiales, con el objetivo de provocar una intervención policial y desmantelar la inmensa manifestación.

Esta posibilidad no fue valorada por los comentaristas de los grandes medios de comunicación, o mejor dicho tele-jueces, que continuaron acusando a la izquierda como única culpable de todo lo que estaba pasando, incluso como responsable de estos tres muertos.

Pero, ¿qué es lo que realmente pasó en la sucursal bancaria?

Había una huelga general, tanto para el sector público como privado, en el caso de que los empleados de la sucursal incendiada Marfin Egnatia no quisieran ejercer su derecho a la huelga, por no perder el empleo -parece que el derecho de huelga de los empleados estaba limitado por las amenazas de los gerentes de los bancos, como denunciaron algunos empleados en radios locales- o, simplemente, por no estar de acuerdo con esta huelga, la agencia tendría que haber estado cerrada durante la manifestación por razones de seguridad.

Es habitual que durante las grandes manifestaciones en el centro de Atenas se lancen cócteles molotov a sucursales bancarias, tiendas y pequeños comercios y la práctica común es cerrarlo todo. Siendo una de las manifestaciones más grandes de la historia griega, con más razón, debieron haber cerrado todas las sucursales bancarias, tiendas y comercios de la zona.

Pero lo más grave es que, según informaciones transmitidas por radios locales, empleados de dicho banco denunciaron que los gerentes del banco no sólo no permitieron que salieran de la sucursal antes de la marcha sino que, incluso, ¡cerraron las puertas con llave para que nadie pudiera ni salir ni entrar!

Este banco, Marfin Egnatia, está dirigido por uno de los capitalistas más grandes de Grecia: Andreas Vgenopoulos, además de aspirante político. Los medios de comunicación últimamente lo presentan como un hombre honesto, exitoso y una especie de “Salvador de la Patria”. Esto obedece a que algunos propietarios de medios de comunicación, y otros centros de poder, creen que el gobierno actual quizás no es tan fuerte como para implementar las medidas económicas programadas y están buscando alternativas, en caso de que la situación política no se desarrolle “como esperan”.

Marfin Egnatia emitió un comunicado sobre el lamentable incidente y no asumió ninguna responsabilidad en el suceso. En cambio, acusó al Estado, al sistema político e insinúa que los autores intelectuales del “crimen” no son los que lanzaron los cócteles molotov sino “otros”, que no se pueden capturar o ser identificados por la policía. Esta insinuación, junto al clima que están presentando los medios de comunicación, hacen pensar que dicho comunicado está acusando de nuevo directamente a la izquierda.

Bajo las enormes presiones de los medios de comunicación, el Gobierno griego está ordenando a los cuerpos policiales capturar a todos los sospechosos izquierdistas o anarquistas que estén en los alrededores del centro de Atenas, como una especie de cacería de brujas. Sin ninguna acusación, se están deteniendo cientos de personas bajo la “captura preventiva”, algo que existe sólo en países dictatoriales y no tiene ninguna justificación jurídica o política en Grecia.

Mientras tanto, el Primer Ministro, Yorgos Papandreu, anuncia que las medidas neoliberales van a someterse a votación en el Parlamento con carácter de urgencia en los próximos dos días. Sería suficiente con que votaran a favor sólo los diputados de su partido, el partido Movimiento Socialista Panhelénico, PASOK. Estas medidas presumiblemente serán aprobadas por mayoría aplastante en el Parlamento, sin tener en cuenta el inmenso rechazo que han generado en toda la población del país, además de los tres muertos de hoy.

Éste es un Gobierno claramente ajeno a la voluntad de la mayoría que lo eligió, un Gobierno que ha perdido la legitimidad, un Gobierno que ya no atiende a los intereses de sus votantes, un Gobierno ilegítimo al servicio de unas poderosas minorías y peligroso para la democracia que muchos ya comparan con la junta militar de los sesenta y setenta. En las manos del pueblo está reaccionar y resistir frente a esta dramática situación donde no sólo se juega el futuro de Grecia sino, quizás, el futuro del capitalismo.

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* Dimitris V. Pantoulas es politólogo, nacido en Grecia, profesor de Ciencias Políticas y Administracion en el Reino Unido.

d.pantoulas@gmail.com

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