En la nota, ETA aporta una serie de datos en los que, tras reconocer la militancia de Jon Anza en su organización, informa de que, precisamente, la Policía conocía esta relación debido a que, a principios de año, descubrió material informático de ETA que el militante donostiarra tenía en un zulo, y en el que habría encontrado sus huellas dactilares. Sin embargo, la Policía ocultó aquel descubrimiento.
El 18 de abril, Jon Anza tomó un tren en Baiona con destino a Toulouse porque, tal y como se señala en la nota, tenía una cita con la organización armada, para la que llevaba una cantidad de dinero. ETA afirma que nunca acudió ni a esa cita ni a otras dos establecidas «por si acaso» en el centro de la ciudad occitana el mismo día 18 y el siguiente.
Tras los datos aportados, la nota señala que no es la primera vez que en las últimas décadas ocurren situaciones similares, y menciona las muertes de Joxi y Joxean, Anuk, Ttotto y Basajaun. «Ahora -añade-, la desaparición de Jon nos lleva invariablemente a las desapariciones de Pertur, Naparra y Popo Larre».
ETA apunta también a recientes «detenciones extrajudiciales llevadas a cabo por guardias civiles y policías exigiendo colaboración e información», destaca la enorme presencia de guardias civiles de Bourdeaux a Toulousse y de Landas a Pirineos, y denuncia que todo eso ocurre con el visto bueno del Gobierno francés, «que está dando pasos para importar a toda Francia lo que llaman `el asunto y guerra de España´». ETA responsabiliza a París de lo que hagan los policías españoles. Todo esto le lleva a concluir que tras la desaparición de Anza están, «como en los tiempos de los GAL, las fuerzas policiales españolas y el colaboracionismo francés», lo que define como «las cloacas de Francia y España».
Por último, ETA muestra su más sincero afecto a la familia de Anza y llama a los ciudadanos a denunciar su desaparición.
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